četvrtak, 28. ožujka 2019.

Narco-terrorismo exige una mayor vigilancia de las cuentas corresponsales (Matt Squire)


Narco-terrorismo exige una mayor vigilancia de las cuentas corresponsales 
Por Matt Squire
A medida que se extiende la relación entre el financiamiento del terrorismo y el tráfico de drogas, las instituciones financieras deberían vigilar más de cerca sus relaciones de banca corresponsal, según algunos consultores.
Las organizaciones terroristas, incluido el Talibán en Afganistán y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), están interviniendo cada vez más en el tráfico global de drogas -negocio que genera US$322.000 millones- para financiar sus operaciones, dijo Michael Braun, jefe de operaciones de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), en una presentación realizada el 18 de julio en el Instituto Washington de Política Para el Cercano Oriente. 
El cambio, originado en parte por el hecho de que ambos grupos rara vez tienen la misma infraestructura criminal, ahora ha llegado al punto en donde 19 de las 43 organizaciones terroristas extranjeras (FTOs, por sus siglas en inglés) reconocidas por el gobierno de EE.UU., tienen vínculos con el tráfico de drogas, precisó Braun en su presentación. Sin embargo, el experto afirmó que ese número probablemente sea mayor: “Probablemente más del 60% de las 43 FTOs actualmente vigentes están involucradas en algún aspecto del tráfico global de drogas, y esa cifra ciertamente va a subir”. 
Para los bancos, la alianza criminal se traducirá en el escrutinio más detallado de las transacciones en las que participan bancos estatales y otras instituciones financieras en regiones ubicadas a lo largo de las rutas de tráfico, señaló Thomas Cash, director de la consultora de seguridad Kroll, Inc., en Nueva York. “Las instituciones bancarias que son propiedad de los gobiernos muchas veces son más proclives a ser menos diligentes en este tipo de tema y pueden, en algunos casos, apoyarlas [a las causas de los grupos terroristas]”, afirmó Cash, ex agente especial de la DEA. 
El escándalo financiero de 1991 producido alrededor del Bank of Credit and Commerce International de Pakistán (BCCI, por sus siglas en inglés) es el “ejemplo perfecto” de los riesgos al tener relaciones de corresponsalía con bancos en regiones terroristas, señaló Cash. Los investigadores gubernamentales de Estados Unidos y el Reino Unido descubrieron que el BCCI tenía cuentas del líder terrorista palestino Abu Nidal, quien estaba vinculado con el tráfico de armas, el financiamiento del terrorismo, lavado de dinero y sobornos.
La publicación de esa información se produjo luego de los juicios llevados a cabo en 1988 a cinco empleados del banco por ayudar a movilizar dinero sucio de los traficantes de drogas vinculados con el cartel colombiano de Medellín. Los reguladores financieros de varios países clausuraron el banco en 1991 por problemas de corrupción y capital de la institución.
Las relaciones de corresponsalía con esos bancos son “un gran área de vulnerabilidad”, indicó Dennis Lormel, director de IPSA International en Virginia del Norte y ex agente especial del Buró Federal de Investigaciones de EE.UU. (FBI, por sus siglas en inglés), quien agregó que “mucha gente diferente puede estar utilizando esas cuentas corresponsales y, bajo ciertas circunstancias, estos bancos podrían servir como canales para algunas de estas organizaciones terroristas”. 
Pero rastrear las rutas financieras utilizadas por los traficantes de drogas y los grupos terroristas puede ser difícil. La cocaína de las operaciones de las FARC, por ejemplo, ha inundado Europa a través de África del Este y de la Península Ibérica, y las autoridades españolas están actualmente investigando las relaciones entre las FARC y el grupo separatista vasco ETA. El grupo terrorista colombiano provee el 50% de la cocaína traficada en el mundo, según el contenido de una acusación presentada contra los miembros de esa organización por el Departamento de Justicia de EE.UU. en marzo de 2006.
Por su parte, en Afganistán, donde se produce más del 90% de la heroína traficada en el mundo, los talibanes aplican impuestos y cargos por protección a las operaciones de narcóticos, señaló Braun en julio. La heroína producida en Afganistán termina en los mercados de Asia, Europa y el Medio Oriente a través de rutas de tránsito que atraviesan Pakistán, Irán y Asia Central, según el Informe de la Estrategia de Control Internacional de Narcóticos de 2008 elaborada por el Departamento de Estado de EE.UU. Los grupos del crimen organizado con vínculos regionales y étnicos a menudo son responsables del tráfico de heroína hacia Turquía, Rusia y Europa, e individuos paquistaníes “tienen un rol importante en todos los aspectos del tráfico de drogas a lo largo de la frontera afgano/paquistaní”, de acuerdo con el departamento.
Narco-terroristas utilizan “hawalas” 
La manera en que el dinero cambia de manos en estas redes a menudo es compleja y se realiza fuera de los canales bancarios ordinarios, utilizándose a veces sistemas financieros subterráneos conocidos como hawalas. “Una cantidad importante de ese dinero es movilizado en grandes cantidades de efectivo y a través del sistema hawala”, explicó Lee Wolosky, socio de la firma de abogados Boies, Schiller & Flexner LLP, de Nueva York, y ex funcionario del Consejo de Seguridad Nacional. “Históricamente ha ingresado al sistema financiero formal en las regiones de los alrededores, como Pakistán y los Emiratos Árabes Unidos, por lo que realmente es un análisis del riesgo geográfico más que nada para las instituciones financieras”. 
Dado que los traficantes de drogas y los terroristas pueden utilizar a los hawalas para evitar el monitoreo formal de las transacciones, los bancos podrían ser sólo una parte pequeña de las transferencias de dinero en las que participen grupos terroristas y narcotraficantes en Afganistán, dijo Michael Jacobson, miembro del Instituto Washington. “Es un desafío real, especialmente por la lejanía que tienen de la fuente de la droga”, indicó Jacobson. “Sería más fácil para el banco detectar la transacción si los mismos participaran en el tráfico de drogas, pero sólo tienen participación en los elementos tales como la aplicación de gravámenes a los campesinos y las rutas que brindan seguridad dentro de Afganistán. Esto va a ser un desafío mucho más difícil”. 
Pero el no detectar operaciones sospechosas que se realizan a través de bancos, aún en las relaciones de , puede significar millones de dólares en pérdidas. En septiembre de 2006, el Bank of America acordó pagar US$7,5 millones al estado de Nueva York para conciliar los cargos por no haber detectado a compañías brasileras que lavaban dinero a través de una cuenta bancaria a nombre de un negocio de servicios monetarios en Uruguay. El Fiscal de Distrito de Manhattan, Robert Morgenthau destacó en el acuerdo que la frontera de Brasil y Uruguay es una región conocida por estar relacionada con el financiamiento de grupos terroristas. 
En última instancia, sin embargo, “no existe un estándar claro y cada banco va a tener un nivel de tolerancia diferente”, advirtió Lormel. “Si uno va a participar de estas situaciones de mayor riesgo, entonces es mejor que se cumpla con un nivel de diligencia debida mayor”.

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